El cambio de hábitos
Múltiples estudios han demostrado que la obesidad no es un problema simple, sino un problema de salud complejo que surge de una combinación de factores individuales cómo la genética y las conductas aprendidas, como los hábitos alimentarios sociales o culturales.
La autopercepción del sobrepeso desencadena preocupaciones de rechazo social y la internalización del estigma del peso, lo que, a su vez, induce angustia psicológica e impacta negativamente en comportamientos de estilo de vida que promueven la salud. Nos encontramos muchas veces con personas con tendencia a aislarse o a ser poco aceptadas en la sociedad. Por todo esto, el trabajo para hacer frente a la obesidad no se tiene que centrar únicamente en los hábitos alimentarios saludables, sino que hay mucho más.
Para generar cambios, se deben tener en cuenta diversas esferas de la vida de la persona con obesidad.
Las más importantes que hay que tener en cuenta son:
Deben promocionarse conductas alimentarias saludables y ofrecer conocimientos nutricionales saludables. Se han de saber de los gustos, los alimentos probados y no probados, la selectividad alimentaria o las preferencias y las alergias o intolerancias.
La promoción de hábitos de sueño saludables es una estrategia potencial para promover no solo el estado de salud general de una población determinada, sino también la autopercepción de estar saludable.
Generar rutinas donde haya actividad física aumenta la autoestima y la autopercepción de estar saludable. Puede llegar a facilitar la sociabilización con iguales si se elige hacer actividad grupal. Saber el estado físico basal es necesario para generar objetivos realistas y adecuados.
Es necesario saber cuál es el estado de ánimo y qué estrategias de afrontación a cambios y problemas tiene la persona con obesidad. Asimismo, también es significativo conocer si hay antecedentes o algún diagnóstico de síndrome metabólico en el entorno o uno mismo para poder adaptar las pautas a la realidad de cada persona.
Es fundamental poder hablar el mismo lenguaje, adaptar las pautas a la realidad de cada familia y ayudar a buscar recursos económicos (como becas, etc.).
En todas estas esferas hay una premisa muy importante que debemos tener en cuenta: a veces no es que no se quiera, es que no se puede. Por este motivo, el papel del profesional especializado es tan trascendente. La persona con obesidad se tiene que sentir segura y acompañada en todas las esferas anteriormente descritas para poder realizar cambios permanentes de estilo de vida. Es esencial adaptar y adecuar las pautas a cada persona y sus características: utilizar hojas en blanco, y no caminos predeterminados.
Por último, se tiene que recordar que en todas las intervenciones que impliquen un cambio de conducta tendremos que aplicar los principios básicos de un buen A-B-C: antecedente-conducta (behaviour) -consecuencia. Toda conducta va precedida de un antecedente y se mantiene por una consecuencia, por lo que es básico entender el antecedente y la consecuencia para poder cambiar una u otra y así modificar la conducta que queremos cambiar.
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